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La defumación es el sahumado del templo, la limpieza de apertura que nos permite inicar la sesión sin rastros de vibraciones negativas. Así como el humo se utiliza para ahuyentar a bichos e insectos que puedan traer suciedad o infecciones, la defumación de una casa religiosa tiene un sentido práctico equivalente: ahuyentar los malos espíritus, limpiar el ambiente de energías sucias. En un recipiente con brasas las hierbas aromáticas comienzan a arder, y un humo limpio y lleno de aromas va invadiendo el salón. Los aromas mueven los resortes de nuestra memoria y nuestros sentimientos, el de hierbas ardiendo -romero, lavanda- nos indica que ritual ya está en proceso.
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